A diez años del fallido Y2K



La llegada al año 2000 deparó diversas fantasías a lo largo de la historia , en obras de ciencia ficción, en las series de TV e incluso hasta en frases y dichos de diversas personalidades. Autos voladores, teletransportación, viajes comerciales al espacio son algunos de los avances que la humanidad tendría como beneficio corriente con la llegada del segundo milenio.

Por su parte, el cine no perdió la ocasión para mostrar un futuro apocalíptico dominado por las computadoras. "No sabemos quién atacó primero, si nosotros o ellas", comenta Morfeo en la primera parte de Matrix, con una humanidad esclavizada que cumplía la misión de ser una fuente de energía para todas las máquinas.

Como en Terminator, una película en donde James Cameron relata cómo se sucede la rebelión de las máquinas, la sublevación de la inteligencia artificial creada por el hombre sucede en alguna parte del siglo 21, y no el 1 de enero de 2000.

Durante los años previos, esa fecha mantuvo en vilo al mundo, con la falla informática denominada Y2K, provocada por la costumbre de los programadores de detallar, en el código fuente del software, el año en un formato de dos dígitos. Los potenciales efectos se relacionaban con saber qué pasaría con las máquinas en la medianoche del 31 de diciembre de 1999: si interpretarían el día siguiente como el 1 de enero de 2000 o como el 1 de enero de 1900. En el videoanálisis de Ariel Torres de esta edición podrán ver una recorrida por las repercusiones que tuvo el fallo del año 2000

Para prevenir cualquier inconveniente en los sistemas informatizados, todos los países y empresas privadas establecieron diversos protocolos de contingencia y comisiones para contrarrestar los efectos del año 2000.

Se invirtieron millones de dólares en actualizar sistemas, reemplazar equipos, mantener dotaciones de personal en guardia para prevenir cualquier problema en el sistema financiero, de servicios básicos como el agua, luz y gas. Las redes de telecomunicaciones no estuvieron ajenas a este monitoreo. Todo aquel procedimiento que implicara un sistema informático estaba bajo la lupa del año 2000.

Ante semejante despliegue mundial, durante el proceso previo de las medidas preventivas, que requirió millones de dólares, en el plano local el Y2K tuvo su lado político. La funcionaria Claudia Bello, responsable de llevar a cabo el proyecto de contrarrestar los efectos negativos de la llegada del año 2000, fue acusada de haber adjudicado, sin licitación, contratos por consultoría por 9 millones de dólares.

A nivel mundial, según estimaciones privadas de diversas consultoras, se estima que se gastó entre 300 mil y 600 mil millones de dólares para evitar diversos desastres causados por el Y2K.

El debate sobre la real magnitud del incidente generó diversas posturas. Algunos especialistas opinaron que fue un gasto desmedido de dinero y que se exageró las consecuencias del error informático. Otros, sin embargo, creen que el alerta que tuvo el Y2K generó conciencia entre entidades gubernamentales y privadas, que tomaron las previsiones necesarias para que nada sucediera el primer día del año 2000.

El tiempo no para, y al final llegó el 1 de enero de 2000. En esa fecha el diario LA NACION no salió, y no fue por alguna falla provocada por el Y2K, ya que la edición de dicho día, como sucede de forma habitual, no se imprime.

Sin embargo, al día siguiente la edición detallaba que no hubo ninguna catástrofe informática. Los servicios básicos en diversas partes del mundo .

Todo esto sucedió luego de un impresionante operativo de contingencia , que se generó de forma coordinada tanto desde el Estado como desde las empresas privadas. Las dos compañías fabricantes de aviones más importantes del mundo, Airbus y Boeing, tuvieron que certificar que los sistemas informáticos de sus aeronaves no tendrían problemas en volar durante el 31 de diciembre, como muestra de un proceso que a varias empresas le demandó una previsión de dos o tres años, como lo fue en el caso de Metrogas en la Argentina.

En alguna oficina aún se pueden distinguir en algunas viejas computadoras la etiqueta que certificaba que el equipo se encontraba preparado para el año 2000.

A diez años del Y2K, terminamos el 2009 con conexiones de banda ancha de Internet, redes sociales, celulares inteligentes y computadoras mucho más veloces. El apocalipsis informático no sucedió y, por suerte, no contamos con una rebelión de las máquinas, como lo reflejan en sus películas Cameron y los hermanos Wachowski, aunque restan varios siglos para terminar este milenio.

Fuente: Guillermo Tomoyose - LaNacion




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